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BIKECANINE

Las aventuras de Pablo y Hippie

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2014

AÑO 2014


Proyecto: CAMPAMENTO BIKECANINE

El Campamento fue un proyecto benéfico colectivo que aglutinó 8 causas individuales funcionando bajo el mismo patrón y enmarcadas en la misma iniciativa. Cada uno de los participantes, sin embargo, tenía que organizar su propio proyecto personal de manera independiente ayudados en todo momento por mi.

Puse a su disposición y a la de sus retos toda mi experiencia, así como las herramientas y conocimientos que había adquirido en las anteriores ediciones, para intentar que todos ellos fueran un éxito.

campamento bikecanine

Los ocho deportistas solidarios se distribuyeron en dos grupos de cuatro personas, cada uno de los cuales realizó su propio recorrido en dos ediciones: una larga de unos 1000km, desde Sevilla a Gijón en pleno mes de agosto, y una corta de unos 500km desde Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) a Gijón, que tuvo lugar en un lluvioso septiembre.

El objetivo del Campamento era conjugar los dos atractivos principales de los viajes solidarios: colaborar significativamente con alguna causa necesitada de apoyo y vivir una experiencia divertida, enriquecedora y emocionante. Objetivos que se cumplieron con creces.

Se consiguieron un total de 26.500€.

 


 

Proyecto: LA ESENCIA DE LA VIDA.

La Esencia de la Vida fue un proyecto benéfico destinado a crear conciencia sobre la donación de médula ósea. Esta iniciativa mezclaba la realidad del viaje en bicicleta a través de Marruecos y el sur de Europa (desde España hasta Grecia) con una historia de ficción inédita, creada en exclusiva para el reto. La acción se ambienta en torno a un extraño descubrimiento, que desencadenará increíbles aventuras que me llevarán a recorrer miles de kms por 10 países.

Fue un proyecto original e innovador con el que se pretendía llamar, de una forma activa y poderosa, la atención sobre la necesidad de hacerse donante.

Esta estrategia pretendía sensibilizar a la mayor cantidad posible de gente con la desesperada situación de quienes viven pendientes de la aparición de un donante compatible.

bici marruecos

Por otra parte, se trataba de asumir la importante tarea de informar en qué consiste la donación de médula, un proceso en torno al cual existen gran cantidad de mitos e informaciones incorrectas que hacen pensar que es algo peligroso y doloroso.

Pero nada más lejos de la realidad: olvida las leyendas urbanas sobre pinchazos en la columna y posibles parálisis puesto que, en realidad, el sistema más habitual no es muy diferente de una donación de sangre normal y corriente.

Todo ello con un único objetivo: conseguir donantes.

Otro de los puntos fuertes de este proyecto fue la realización de dos exigentes pruebas deportivas en solitario, totalmente reales, cubriendo grandes distancias en pocos días:

Reto: Pisa – Atenas.
Reto: Pisa – Valencia.

Las personas que me acompañaron en los tramos compartidos de este reto solidario, prestaron su imagen para recrear personajes ficticios con un papel protagonista en la trama literaria.

Es el caso de Alfredo (Maikel Fernández), Andrés (Cristian CM) y Aniké (Ana Inés López Trelles), quienes recorrieron realmente los lugares descritos en la historia, aunque todos los hechos y acontecimientos narrados han sido producto del trabajo de creación y redacción realizado conjuntamente con Ana, sin cuya participación desinteresada como escritora “La Esencia de la Vida” no habría sido posible.
Su colaboración con Bikecanine no es puntual, ya que ha estado ayudando con sus textos (aunque no solo a través de ellos) a que todos los proyectos que se han llevado a cabo sean un éxito.


 

Viaje: MARRUECOS


 Reto: PISA – ATENAS

Dentro del proyecto La Esencia de la Vida, dos de mis grandes luchas fueron contrarreloj. La primera de ellas fue esta: recorrer los 2.500 kilómetros que separan Pisa de Atenas en 17 días. Esta carrera en solitario me llevó a través de Italia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Albania y Grecia.

La recta final me llevó más allá de mis límites conocidos, haciendo los últimos 500 kilómetros en una única etapa, sin dormir en 48 horas, para llegar a tiempo a Atenas.

Fue una aventura llena de contratiempos que empezaron con la caída de mi bici por un pequeño barranco, quedando prácticamente inservible para circular con ella, y la posterior odisea para encontrar un lugar donde arreglarla y llegar en tiempo. Esta dificultad añadida me hizo perder mucho tiempo, pero lo cambió todo.

Este trepidante viaje está plasmado en el libro “Reto 2015: Pisa – Atenas”, en el que cuento a modo de diario todas las aventuras y contratiempos que me sucedieron en aquellos 17 días, además de gran cantidad de fotografías de los impresionantes lugares por donde iba pasando.


 

Reto: 500 KILÓMETROS EN 48 HORAS

Después del accidente que había sufrido la bicicleta y de un error de cálculo que incrementó la distancia que me quedaba hasta llegar a Atenas, decidí asumir uno de los retos más duros que había afrontado hasta la fecha: recorrer aquellos 500 kms en 48 horas sin parar. Para un deportista bien preparado, con una bici ligera y en buenas condiciones, no supondría mayor problema. Pero yo lo tenía más complicado: con el eje de la rueda trasera roto y descentrado, aguantando el peso de Hippie y de las alforjas, no me quedó más remedio que quitar el freno para poder avanzar, quedándome sólo con el delantero. Me llevó dos días y dos noches completos alcanzar mi objetivo pero, a la mañana del tercer día, agotado por el calor y la falta de sueño, llegué a Atenas. Esa sensación es la que recuerdo más intensamente: la de haberlo conseguido.


Viaje: ATENAS – PISA

Después del gran esfuerzo del reto Pisa – Atenas, llegaron unos días de relajación, unas merecidas “vacaciones” acompañado de mi pareja Ana (Anina Anyway). Nos reunimos en Atenas y desde allí salimos juntos para recorrer, sin prisa y disfrutando del viaje, parte de Grecia e Italia durante un mes.

La costa de Grecia nos proporcionó un pedaleo tranquilo por paisajes de gran belleza, durmiendo en sus playas, disfrutando de increíbles atardeceres, pasando un calor sofocante y conociendo gente excepcionalmente amable y hospitalaria, que nos sorprendió con su gran generosidad a pesar de la precaria situación económica del país.

rosa de los vientos bicicleta

Conocimos lugares emblemáticos como la Acrópolis de Atenas, las isla de Ítaca, la playa de Myrthos (considerada una de las 10 mejores del mundo) y un montón de rincones desconocidos.

Al terminar la travesía por Grecia cogimos un barco rumbo a Italia, que cruzamos de sur a norte, descubriendo lugares llenos de arte e historia, como Pompeya, Roma o Florencia. Aquí el pedaleo fue más difícil y menos grato. Si vas a hacer un viaje en bicicleta por Italia debes saber una cosa: hay muchos adoquines.

Sin embargo y a pesar de la caótico del tráfico, completamos el recorrido sin contratiempos y Ana cogió a tiempo el avión que la llevaría de regreso a casa, mientras que yo seguía en solitario para enfrentarme a un nuevo reto: unir Pisa con Valencia en 9 días.



Reto: PISA – VALENCIA 

Emprender este reto no fue una decisión fácil: sabía que iba a ser duro y que nuevamente me iba a poner en un extremo al que nunca antes había llegado. Pero después de darle varias vueltas, decidí que cuando Ana se fuera me enfrentaría a una nueva contrarreloj, más exigente aún que la anterior.

Esta vez fueron más de 1.500 kilómetros en 9 días y medio, desde Pisa hasta Valencia. Durante este viaje introduje una novedad en el Facebook, compartiendo con los seguidores de forma muy frecuente vídeos que mostraban con mayor realismo la dureza del reto y las anécdotas sucedidas durante el trayecto.

Esta interacción continua con los seguidores, junto con la gran cantidad de muestras de apoyo que recibí, fue una de las cosas más gratificantes del reto y una ayuda muy valiosa me para seguir adelante en los momentos más difíciles.

cicloturismo españa

Este fue, sin lugar a dudas, el reto más duro física y mentalmente al que me había enfrentado hasta ese momento. El cansancio acumulado y las largas jornadas ininterrumpidas de pedaleo, día tras día, hicieron que durante gran parte del viaje pareciese imposible de conseguir.


Reto: VÍA DE LA PLATA

Aunque en esta ocasión debería haber ejercido sólo como “monitor” del Campamento Bikecanine, cuando Guillermo, uno de los participantes, abandonó su proyecto por causas personales, decidí hacerlo en su lugar. Su reto consistía en recaudar 1.000€ para destinarlos a APACI, asociación destinada a apoyar a los niños con problemas de corazón y a sus familias, así que eso fue lo que hice.

Para ello volví a recorrer la Vía de la Plata, repitiendo la ruta en la que en 2011. La misma en la que surgió por primera vez la idea de hacer algo por los demás mientras viajaba en bicicleta. Por eso, aunque no era un reto complicado, fue bonito volver a recorrer todos aquellos lugares.

Además, esta vez tampoco iba solo: me acompañaban Eva y Javier, dos integrantes de esa primera edición del campamento. Eso también contribuyó a hacer del recorrido algo nuevo y diferente.

Fueron 12 días muy divertidos en los que disfruté de la compañía de dos personas que apenas conocía cuando salimos de Sevilla, pero que ahora son grandes amigos.


Reto: SANTO DOMINGO DE LA CALZADA – GIJÓN

La segunda edición del Campamento Bikecanine no supuso para mí un reto físico, sino logístico. Los participantes de la versión “corta” tenían menos experiencia sobre la bicicleta y nunca habían hecho un viaje como éste, así que mi deber era, no sólo acompañarles, sino organizar a un grupo relativamente numeroso.

En total éramos 5 compañer@s: Tamara, Rut, Pablo Morán, Pablo Fernandez y yo mismo. Mi reto: gestionar los alojamientos, las comidas y que se llevasen un gran recuerdo de su primera experiencia cicloturista.

Aunque no eran demasiados kilómetros (unos 500 en total) y aparentemente era un viaje sencillo, hay que tener en cuenta varias cosas:

Era su primera vez y ninguno de ellos era un ciclista experimentado, aunque todos compartían el gusto por la bicicleta. No dormíamos en albergues u hoteles, sino en los refugios improvisados que íbamos encontrando por el camino (soportales, casas abandonadas, iglesias, etc.), cocinábamos nuestra propia comida…

Pero lo peor del todo fue el mal tiempo: lluvia, frío, viento, rayos y truenos nos acompañaron durante la mayor parte del trayecto. Esta fue la mayor complicación, trayéndonos bastantes dificultades añadidas (como el tema de dormir por ahí, por ejemplo, ya que teníamos que buscar algún refugio bajo techo en vez de al aire libre).

A pesar de todo conseguimos mantener la motivación y el buen humor, así que el balance total de la experiencia fue muy positivo para tod@s. De hecho, estoy seguro de que más de un@ repetirá.

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