¿Alguna vez has soñado con hacer un viaje en bicicleta alrededor de todo un continente pero no tienes tiempo? ¿Qué te parece si lo haces alrededor de una Isla?
Vale, sé que no es lo mismo, pero te aseguro que mi propuesta, te va a gustar: las Islas Baleares.
Las islas Baleares, en especial Mallorca, son uno de los paraísos ciclistas de Europa.
Muchos profesionales, aficionados y cicloturistas escogen esta isla como destino de sus entrenamientos o vacaciones (bueno vale, y también un montón de turistas alemanes).
El secreto es su clima y la belleza de su paisaje. Además, no hace falta que te traigas tu bici de casa, es fácil encontrar servicios de alquiler de bicicletas o incluso visitas guiadas, y es impagable la agradable sensación de descubrir los secretos que la isla oculta a los turistas convencionales que no salen del chiringuito de la playa.
Mallorca tiene más de 1.200 kilómetros de carreteras aptas para la bici, y cuenta con puertos de montaña tan espectaculares como Puig Major (más de catorce kilómetros de subida con un seis por ciento de pendiente de media, muy asequible a todos los niveles y rodeado de paisajes únicos) o Sa Calobra, quizá la subida más conocida de la isla, con esas curvas de herradura que a todos los ciclistas nos transportan a otras épocas.
Si bien Mallorca está colonizada por profesionales y aguerridos aficionados dispuestos a poner su Strava al rojo vivo, Menorca ofrece una multitud de rutas bien señalizadas y una orografía más suave, que nos permite recorrer fácilmente tanto el litoral como el interior de la isla.
Esta isla es especialmente recomendable para recorrer a bordo de bicicletas de montaña, con las que podremos adentrarnos en terrenos más inexplorados lejos del asfalto y los coches.
Ibiza, pese a ser conocida por su oferta de ocio nocturno, también esconde secretos para nosotros, los amantes de los pedales. Y ofrece a su vez, una ventaja inestimable que la convierte en la primera para ideal de nuestro viaje: la mayor facilidad para acceder a la isla en ferry, desde la península.
Así, podremos olvidarnos de la tediosa y perezosa tarea de tener que facturar nuestra bici en el avión, con todos los nervios que eso siempre provoca.
Como te decía, el carácter de la isla está marcado desde hace décadas por el halo de misterio que caracteriza sus fiestas, y este espíritu se traslada a todo que contiene. Incluidas las rutas ciclistas. Las innumerables combinaciones de caminos y asfalto invitan a perderse y disfrutar espontáneamente de una de sus innumerables calas paradisíacas o de un amanecer contemplado desde el monte más alto de la isla: Sa Talaia, de 475 metros de altitud.
Formentera es la isla más pequeña del archipiélago balear, y podemos acceder a ella fácilmente a través de los ferris que llegan desde Ibiza.
Alejada del bullicio de su isla vecina, Formentera es un paraíso cicloturista aún por descubrir. Dado el tamaño de la isla (con tan solo 69 kilómetros de litoral) es perfecta para recorrer en un solo día sobre la bici o, si estás ya muy cansado, dedicarle el merecidísimo día de recuperación y descanso a esta tierra o una moto de alquiler en Formentera con la que recorrer la isla sin esfuerzo y disfrutando del viento en tu cara, eso si, sin sudar demasiado.
Ahora te cuento un secreto: todavía no he tenido el placer de pedalear por las islas Baleares y si te digo esto es porque me muero de ganas de hacerlo… ¿Y tú ya conoces este pequeño paraíso del Mediterráneo?
differentbikes.es
La bicicleta es más que un medio de transporte; es una herramienta para el ejercicio, la exploración y la sostenibilidad. Fomenta la salud física y mental, y conecta a las personas con su entorno.
Pues próximo otoño, a ver si nos apuntamos! 😉
Es un muy buen plan de aventura para hacer en el proximo verano, tomo nota de tus comentarios para tener en cuenta.
Si vienes por aquí avisa, será.un.placer hacer unos km contigo
Tengo muchas ganas de explorar estas islas sobre todo las últimas que me ofrecen aventura sin fin y es diferente porque no suelo hacer lo hace todo el mundo… por eso estoy construyendo un puente para llegar a mi destino 🙂
Pues cuando quieras nos pillamos un ferry desde Barcelona y nos vamos saltando de isla en isla, recorriendo todos sus rincones, descubriendo sus preciosas calas escondidas y lejos de los turistas borrachos de calimocho y cerveza caliente.